Estamos destinados a no ser, a no ser porque tanto intentamos que nos cansamos de intentar, a no ser porque jugamos todas las cartas que podíamos jugar, y aún así no nos dejamos ir.
Vienes a mi como recuerdos y te conviertes en diluvio.
Cuando sé algo sobre ti, me convierto en terremoto.
Cuando de repente me escribes un "te amo", me convierto en huracán...
Pero inevitablemente siempre en ti encuentro estrellas fugaces, siempre me encuentro pidiendo deseos de cosas que tal vez no sean pero algún día prometimos ser.
Juntos fuimos tormenta y el mundo no pudo contra eso.
Juntos fuimos tanto que nosotros no pudimos contra eso.